El sábado la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica Manuel Barrios Jiménez, que dirige Juan Ortiz, convocó a un homenaje a cuantos fueron fusilados cerca del cortijo de Hernán Cebolla en las semanas siguientes al golpe de Estado de 1936. El hecho, que contó con la presencia de la presidenta del PSOE andaluz, tiene relevancia porque, hasta ahora, Blas Infante había sido allí protagonista y único actor de la tragedia cuando lo cierto es que junto a él cayeron el titular de esa asociación, secretario provincial del PSOE de Sevilla, Emilio Barbero, el exalcalde Labandera, del Partido Radical Socialista de Martínez Barrios, y días antes había sido ejecutado, entre otros, el presidente de la Diputación.
Los socialistas, conducidos desde Suresnes más por hijos de vencedores que de vencidos, se centraron en la modernización de España; concentraron su imagen en aquellos “100 años de honradez” en los que el principio y el fin eran Pablo Iglesias y Felipe González y se volvieron desmemoriados. La modernización la consiguieron pero obstaculizaron el nacimiento de un patriotismo moderno, que incorporara la Libertad al concepto de Patria y que asumiera las figuras de quienes murieron por ella.
El homenaje del otro día podría ser importante si significa tomar ese camino pero, si es así, esos actos tendrían que ser distintos: dejar de ser reuniones nostálgicas, cargarse de institucionalidad y señalar que recuperar la memoria es convertirla en pasado. La bandera que España tuvo durante la II República es una bandera histórica; la de la Recuperación de la Memoria es la actual: la bandera de España, no sólo la de la derecha y la de la selección de fútbol, y ha de estar, junto a la tricolor y la andaluza, en la explanada de los fusilamientos de la hacienda de Hernán Cebolla.
Antonio Zoido
Escritor e historiador
http://blogs.elcorreoweb.es/antoniozoido/2011/08/08/la-hacienda-de-hernan-cebolla/
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