dimecres, 8 de juliol del 2009

Corbera de la Ribera 1975: Ricardo Cebolla

RICARDO CEBOLLA en Mayte Muñoz

Días atrás se inauguró esta nueva galería de arte: Mayte Muñoz. Lleva el nombre de su directora, una mujer joven, emprendedora y activa, que ha sabido imprimir a la sala el sello de su personalidad y su buen gusto. En la exposición inaugural acoge un conjunto antológico de la obra pictórica del valenciano Ricardo cebolla Escrivá, prácticamente un desconocido entre nosotros. Hijo de labradores de Corbera de Alcira, nació en 1924, estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, expuso cuatro veces en Valencia entre los años 1946-1949 y a principios de la década siguiente, se marchó a Paris. Allí estudió en la Escuela de Bellas Artes y se convirtió en un pintor español de la Escuela de París, expuso con Picasso en el Palais de Beaux Arts, en 1953 le fue concedido el Gran Premio en el IV Grand Prix de Peinture de Deauville, y cuatro años después el del Salon de Poetes Peintres. El Estado francés adquirió su obra «La chica del cántaro», y, artista inquieto y un tanto vagabundo, celebró también muchas exposiciones en Luxemburgo e Italia. Dado por entero a su vocación, la luz de Paris, ciudad donde vivió y trabajó tantos años y de donde regresó hace poco a España, no le hizo olvidar la luminosidad de su tierra levantina. Sus viejos, sus figuras en general, entre las que se autorretrata en diversas épocas de su vida, nos definen mejor que nada su pintura y, con ella, su temperamento y su sensibilidad ácida y franca. Ricardo Cebolla es un pintor que, en su arte, no niega su origen, es decir, su entrañado y entrañable contacto con la tierra, la fuerza que el surco le ha enseñado a tener y expresar. Diríase que, a veces, pinta con el nervio de la azada esos rostros arados por los años y la intemperie y que los fija en el lienzo como hizo en su juventud con la tierra haciendo de ella un campo bien roturado. Los ojos brillan en profundidad y por ellos parece desbordarse la vida y cierto conformismo patético. Es una pintura que puede parecer dura en esos personajes que semejan la continuidad humana y vertical de la tierra, pero esa dureza se transfigura en las caras de las niñas y en sus ojos que parecen mirar con tierno asombro.

Publicat a La Vanguardia edició del dissabte, 8 de març de 1975, pàgina 44, Arte y Artistas per Fernando Gutierrez.

3 comentaris:

  1. m'agrada molt esta historia de Ricardo Cebolla
    :) :) :)

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  2. per cert el quadro la niña del cantaro es molt bonico

    MENCANTA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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  3. visca RICARDO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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